Visita a las nuevas excavaciones de Millares

Amigos de la Alcazaba visitarán las nuevas excavaciones que acaban de iniciarse en Millares y que corren a cargo de Juan Antonio Cámara, como director del proyecto, y Alberto Dorado, como director de la campaña arqueológica.

Millares, la ciudad de 5.000 años de antigüedad, con el sistema fortificado más imponente de su época, con un poblado con 4 murallas y 13 fortines adelantados y una monumental necrópolis de más de 80 tumbas colectivas.

Millares guarda enterrado muchos secretos. Uno de ellos es ese edificio singular, de forma rectangular, que ya llamó la atención de Luis Siret. La estructura descoloca a todo aquel investigador que ha puesto sus manos sobre él, dice Martín Haro, coordinador de Millares, que añade:  “Nos sorprende por sus dimensiones. En esta etapa no encontramos ningún paralelo en toda la Península Ibérica. Para hallar algo similar tendríamos que viajar hasta el Próximo Oriente».

Millares dio un paso importante en el camino hacia la civilización. Esperamos que las nuevas excavaciones que visitaremos arrojen luz sobre los orígenes de la desigualdad social en esta esta cultura, que también alumbró el trabajo de la metalurgia en la Península Ibérica.

La visita especial para Amigos de la Alcazaba se realizará el viernes 25 de octubre. Oportunamente se anunciará su convocatoria.

Nuestro agradecimiento a Enclave Arqueológico Los Millares y a su coordinador Martín Haro

© Iñaki Diéguez – Gonzalo Aranda

Hace 5.000 años el medio ambiente de Millares era más húmedo y con una vegetación abundante, según los estudios paleoambientales que se han realizado en las últimas décadas. El clima era muy parecido, quizás algún grado menos, pero el medio ambiente era diferente.

Entonces el río Andarax era un curso de agua continuo, incluso navegable para pequeñas embarcaciones (su desembocadura se situaría hacia la actual Pechina) y en la rambla de Huéchar el caudal hídrico era frecuente. En las riberas se alzaba un profuso bosque caducifolio de fresnos, sauces, álamos además de tarayes, cañas…, mientras que el piso mesomediterráneo bajaba por las laderas de las sierras cercanas hasta el mismo poblado, formando una cubierta de matorral (lentisco, jara, romero…) con encinas y olivares. Por encima de los 600-800 metros estaba la masa forestal de pinares, lentiscos, quejigos, alcornoques…
A este rico medio ecológico le correspondía una variada fauna de ciervos, gamos, jabalíes, linces, zorros, cabras montesas, caballos salvajes, osos, conejos, liebres…, así como abundantes aves.

El asentamiento de Millares, pues, fue cuidadosamente seleccionado: tenía unas defensas naturales, campos fértiles de cultivo, pastos para el ganado, abundante agua, minas de cobre cercanas, río con rápida salida al mar… Todo ello lo hizo convertirse en la “capital” de una amplia zona geográfica, en la que estarían los yacimientos de Ciavieja (El Ejido), Barranquete (Níjar), Terrera Ventura (Tabernas), Las Pilas (Mojácar), Almizaraque (Cuevas del Almanzora)…

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