Durmiendo con golondrinas
Presentación del libro
DURMIENDO CON GOLONDRINAS
Biografías olvidadas del campo y los cortijos en Sierra de Filabres
Por Alberto Fernández Teruel
Miércoles, 26 de marzo a las 18.30
Museo de la Guitarra
Organiza: Logo Amigos de la Alcazaba
Colabora: Logo de Ayuntamiento de Almería
Durmiendo con golondrinas es un libro escrito por Alberto Fernández Teruel y Antonio «Nono» González Serrano, ambos nacidos en la cortijada del Barranco del Infierno de Albanchez
Antonio «Nono» González cursó EGB en la escuela rural de Los Paulines (Albanchez). Fue agricultor y ganadero tradicional hasta 1982, cuando se vio obligado a emigrar a Roquetas de Mar y después de mucho trabajo conseguir su propio invernadero.
Alberto Fernández Teruel, es neurocientífico y profesor titular del Departamento de Psiquiatría y Medicina Legal de La Universidad Autónoma de Barcelona, con más de 200 artículos científicos y distintos premios.
Juntos han hecho este libro para dar visibilidad, y aportar memoria a ese tipo de vida rural “familiar”, dura, muy dura, en el campo y los cortijos de la Sierra de Los Filabres y de las comarcas limítrofes. En la obra se recogen biografías anónimas de miles de personas que vivieron del campo en los cortijos, de la agricultura y ganadería familiar de subsistencia, en una tierra y clima ferozmente áridos, trabajando todos y cada uno de los días del año de “primera luz a última luz”, en tiempos en que no había agua corriente, ni luz eléctrica (los candiles), ni gas, ni calefacción (la lumbre), ni casi carreteras (básicamente eran senderos para los animales, y las personas). Familias injustamente olvidadas, salvo en la memoria de unas cuantas personas mayores, muy mayores, que aún se sientan en el poyo y recuerdan; gentes que cuidaron del campo para subsistir, y que gracias a ellas el campo subsistió. Porque, es gracias a ellas que el desierto aún no lo ha engullido todo.
Según expresan los autores, “sería deseable que, cuando las gentes de hoy vean los bancales en terrazas, o las cañadas con unos cuantos olivos o almendros sufrientes, en las laderas empinadas de los cerros, sostenidas por ribazos, algunos íntegros y otros medio caídos o totalmente destruidos, recuerden que ese era el medio de vida de esas familias olvidadas por la historia”.