El Patrimonio es nuestra historia y nuestra memoria

Pero el peor daño que hizo el franquismo no fue precisamente destrozar el monumento, fue borrarlo de la memoria colectiva. Un tiempo de represión, un tiempo de ausencia ha contribuido al olvido, a que se perdiera la memoria del significado del monumento, de lo que significó en nuestra ciudad y hasta de los avatares de su propia historia. Lo lamentable es que hoy nuestro propio Ayuntamiento, lejos de contribuir a destacar y dignificar esta página de la historia de la “muy noble, leal y decidida por la libertad”, que reza en nuestro escudo, contribuye a ningunearla, cosificando el monumento para así arrancarlo del lugar en que cobra sentido. Si finalmente lo lleva a cabo, se borrará así por segunda vez de nuestra memoria.

Al Ayuntamiento habría que recordarle que los monumentos no se “deslocalizan” porque no son elementos decorativos, ni mobiliario urbano, como las farolas. Que el Ayuntamiento lo presente como un “elemento” arquitectónico de dudoso gusto, que lo presente como un obstáculo de la “modernidad” y del “saneamiento público” es indignante y demuestra una visión sectaria de la historia y un desconocimiento del valor del Patrimonio de nuestra ciudad mucho más grande que el propio PinguruchoEl Ping