ULEILA DEL CAMPO Y LUCAINENA DE LAS TORRES, PEQUEÑOS PUEBLOS CON MUCHO ENCANTO.

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 Nuestra geografía provincial está llena de localidades que,  a pesar de contar con muy poca población y ser bastante desconocidas para los almerienses, se encuentran en unos entornos magníficos, contienen un rico patrimonio cultural y etnográfico, además de disfrutar de una calidad de vida envidiable. Nuestra Asociación de Amigos de la Alcazaba, consciente de la necesidad de que se conozca, se  proteja y se ponga en valor el rico patrimonio que albergan estos pequeños municipios,  suele programar todos los años alguna visita como la que se celebró el pasado 21 de marzo a las localidades de Uleila y Lucainena.

 

Los asistentes pudieron así  descubrir que ULEILA DEL CAMPO, pese a carecer de grandes monumentos, cuenta con personas tan entrañables y comprometidas con su pueblo como Ramón Ponce, investigador autodidacta, cronista local y magnífico anfitrión para cuantos quieran conocer los numerosos «secretos» que esta localidad esconde entre sus calles y casas. También fue memorable la conversación con Jacinto Soriano, hijo del pueblo que recaló después de una azarosa vida en la universidad de la Sorbona, y que como catedrático de la misma fue el artífice de un acontecimiento sin parangón que se celebró varios veranos en este pequeño pueblo:  las “Jornadas del Barroco y varios encuentros culturales bajo el epígrafe de «Volver a Uleila«; que permitieron a los vecinos disfrutar de tertulias literarias, artísticas, filosóficas y musicales; en las que intervenían personalidades de la más alta intelectualidad europea.

 

 El patrimonio gastronómico también es uno de los objetivos d estas visitas culturales. Por ello fue obligada la visita a la fábrica de los artesanales y sabrosos quesos de cabra Monteagud, o las bodegas Perfer en las que se elaboran también unos exquisitos vinos.

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Por su parte la otra localidad visitada, LUCAINENA DE LAS TORRES, nos mostró de una forma bastante convincente por qué le fue concedido el  Primer premio de Embellecimiento de los Pueblos en 1998; y es que no hay un solo rincón en el que se rompa la armonía y la belleza que se vislumbra por doquier, mediante  el conseguido contraste entre  el blanco inmaculado de las fachadas de las viviendas y  el intenso verdor que proporcionan la  infinidad de plantas que decoran esquinas, puertas y ventanas. Es indudable que la iniciativa del ayuntamiento de proporcionar a los vecinos tiestos para colocar sus plantas ha tenido un enorme éxito, pues cada  cual se ha aplicado en conseguir que su rincón sea el más bonito y agradable del pueblo.  También el ayuntamiento es el artífice de dos interesantes iniciativas dirigidas a promocionar el turismo cultural: las obras de acondicionamiento de la antigua línea de ferrocarril para convertirla en una vía verde  dedicada al paseo, el deporte y el ocio; y la próxima rehabilitación del entorno en que se ubica la batería de hornos que fundían el mineral proveniente de las minas de Sierra Alhamilla, con la  restauración de uno de estos hornos de calcinación para que pueda ser visitado y entendido el uso al que estuvo destinado. En suma, dos intervenciones muy meritorias en arqueología industrial que nos demuestran que no hay pueblo pequeño, cuando sus vecinos  son grandes en autoestima e inquietud.

 

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