La fortaleza espiritual y militar de la nueva ciudad

Rosario Torres desvela la historia de la Catedral de Almería, fortaleza espiritual y militar de nueva ciudad cristiana 

  • La investigadora llenó al completo el salón de la UNED con su conferencia “El esplendor artístico en la ciudad de Almería. La construcción y dotación de la Catedral”
  • Las próximas conferencias de este ciclo de Amigos de la Alcazaba serán mañana, 26 de noviembre, a las 18.30 horas en la UNED con Antonio Gil Albarracín y Valeriano Sánchez Ramos

La Asociación Amigos de la Alcazaba celebró la pasada semana la tercera de las nueve conferencias del ciclo ‘La Almería de Villalán’ con el que se han sumado por todo lo alto a la conmemoración del quinto centenario del comienzo de la construcción de la Catedral de Almería. En esta ocasión el turno era de la profesora e historiadora del Arte, Rosario Torres Fernández con la ponencia ‘El esplendor artístico en la ciudad de Almería: la construcción y dotación de la Catedral’.

La profesora Rosario Torres comenzó destacando el significado de una catedral, en la que, según los grandes historiadores, es el arte cristiano por antonomasia, donde se condensa todo lo asociado a la religión cristiana y el símbolo de la dignidad de una ciudad.

Almería, tras la conquista de los Reyes Católicos reconvirtió la mezquita mayor que fundara el califa Abderramán III en nuestra primera catedral. El terremoto de 1522 la afectaría en parte, pero cuando al año siguiente llegó Villalán seguía en pie y celebrando el culto. Sin embargo, el primer obispo que ocupa la sede episcopal de Almería toma una decisión trascendental: construir una nueva catedral, cristiana desde los cimientos, que sirva para refundar la ciudad, abandonando el viejo barrio de la Almedina y marcar distancias con el pasado islámico.

La profesora Rosario Torres explicó como este proyecto tan ambicioso, tan costoso, en una ciudad arruinada y semi abandonada, ya estaba en marcha a los pocos meses de la llegada de Villalán, documentado por la Real Célula de 23 de marzo de 1524 en la que se ordenaba buscar el nuevo emplazamiento fuera de la Almedina. Y en tan solo 38 años, en 1562, se ponía la última piedra de la bóveda de la Capilla de San Indalecio. Algo verdaderamente increíble. Sobre todo, si se tiene en cuenta las extraordinarias dificultades económicas y los grandes enemigos políticos con los que se encontró fray Diego de Villalán. Entonces, la pregunta es cómo pudo conseguirlo. “Gracias al apoyo del Emperador Carlos V”, dijo Rosario Torres.

La primera dificultad para Villalán fue que se aceptara el traslado de la catedral. No fue fácil, hubo protestas y presiones muy poderosas, pero la decisión ya estaba tomada: la nueva catedral se construiría en el barrio de la Musalla. Aquí se levantaría el centro espiritual de ciudad que ennoblecería a Almería y que sería a la vez una potente fortaleza, capaz de proteger a la población en caso de ataques de los moros. La catedral sería la “corona” de la ciudad, la fortaleza espiritual y militar de nueva ciudad cristiana. 

Los primeros tiempos se dedicaron a la adquisición de propiedades para completar los terrenos donde se levantaría el templo, muchos de ellos pertenecientes a moriscos. El último solar que se compró, en 1537, fue el que se dedicaría a la torre homenaje – campanario. Pero las obras ya estaban en marcha desde una década. De hecho, las obras se inauguraron el 4 de octubre de 1524, festividad de San Francisco, patrón del franciscano Villalán, según dejó escrito el escribano Alonso de Plazuela.

El trabajo comenzó por la cabecera del templo, como era habitual, con una planta de “salón” o “hallenkirche”, muy propia de estos tiempos, y con un estilo gótico, “puramente cristiano”. El gótico almeriense del siglo XVI. Comenzarían bajo la dirección del maestro mayor Juan Gómez de Cardona (1524-1529), que había trabajado en la mezquita-catedral. Inmediatamente se firmó un contrato con el cantero Juan Mexía, por el que se comprometía a sacar 2.000 varas de piedra de canteras de San Roque. De la cal necesaria se encargarían los caleros moriscos.

Prosiguió la construcción “el injustamente olvidado maestro de obras Juan de Acebo” que dirigió las obras durante más de veinte años (1529- 1550), tiempo suficiente para finalizar el grueso de la estructura militar de la catedral, su fábrica tardo gótica e incluso los primeros atisbos del Renacimiento”, apunta la profesora Torres.

Y luego llegó el reconocido Juan de Orea, que desarrollaría la fase renacentista purista del templo.  Cuando Villalán murió en 1556, el Cabildo lo designó no sólo maestro mayor de la Catedral sino también de todo el obispado almeriense. En Almería permanecería hasta 1572, cuando se fue a dirigir la Catedral de Granada. Juan de Orea, realizaría la sillería del coro, la capilla de San Indalecio, las dos portadas, coronadas con los escudos del Emperador Carlos V la principal y el del Rey Felipe II la de los Perdones,  así como el extraordinario sepulcro del obispo Villalán en la Capilla del Santo Cristo.

Cuarenta años después de su llegada a Almería, Diego Fernández de Villalán descansaba en la catedral. Villalán había su sueño y Almería fue “coronada” con su catedral-fortaleza. “Quizás -dijo Rosario Torres- las ciudades ya no respiran a través de las catedrales”, pero hasta nuestros tiempos las catedrales han sido el símbolo que asociada todos los valores cristianos. Todavía hoy las catedrales son los grandes espacios sagrados, de majestuosos interiores y techos que se elevan al cielo invitando a la contemplación espiritual, pero también son monumentos históricos con una enorme riqueza artística, con grandes valores patrimoniales, con una arquitectura que nos asombra por su estética, son un potente recurso turístico y un extraordinario símbolo de identidad cultural.

“Cuando llegué a Almería”, continuó Rosario Torres, “sentía mucha tristeza de ver cómo los propios almerienses no consideraban a su catedral como un monumento valioso, simplemente porque no era como otras catedrales altas, con arbotantes y grandes ventanales, pero la Catedral de Almería es un monumento único, construido de una manera determinada para cumplir justamente con el fin al que estaba destinado, y eso la hace bella y única. Debemos sentirnos muy orgullosos”.

 

Esta martes, dos nuevas conferencias

         Las próximas conferencias del ciclo serán mañana martes, 26 de noviembre, a las 18.30 horas, de nuevo en la UNED. En este caso con Antonio Gil Albarracín y ‘Fernández de Villalán: de confesor de Cisneros a promotor de la catedral de Almería’ y Valeriano Sánchez Ramos y ‘El devocionario de la ciudad de Almería en el siglo XVI. Entre el providencialismo y Trento’.

Próximas semanas

Martes, 3 diciembre. Alfonso Rubí Cassinello. El Obispo Villalán como constructor y urbanista. / David Crespo Casteleiro. Cinco siglos de matemáticas escondidas en la Catedral.

Martes, 10 diciembre. María Dolores Durán Díaz. Villalán y su repercusión social. El Hospital Real de Santa María Magdalena. / Alfredo Garrido Ferrer. El regalo de Villalán: Hospital de Santa María Magdalena

Visitas guiadas

Sábado, 30 noviembre. Alfonso Ruiz García. El entorno de la Catedral. De la ciudad del Antiguo Régimen al Estado Liberal

Sábado, 14 de diciembre. Rosario Torres Fernández y otros. Visita a la Catedral de la Encarnación de Almería.

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