El regalo del obispo Villalán
Amigos de la Alcazaba cierra su ciclo sobre la Almería de Villalán analizando el Hospital de Santa María Magdalena
- María Dolores Durán y Alfredo Garrido realizaron un acercamiento social y arquitectónico al último ‘regalo’ que el obispo que construyó la Catedral legó a la ciudad
El ciclo ‘La Almería de Villalán – V Centenario de la Catedral’ organizado por la asociación Amigos de la Alcazaba nos ha acercado, a través de 8 conferencias y 3 itinerarios, a la figura del obispo que construyó la Catedral y hizo renacer la Almería de aquellos años. El análisis, con distintos puntos de vista, ha ido desde la concepción artística de este gran monumento, pasando por las matemáticas escondidas en su construcción, siguiendo por los métodos empleados para conseguir la financiación necesaria o su complicada relación con el entorno y distintos círculos de poder y desafíos de la época.
Ayer, una vez más en un completo salón de actos de la UNED Almería, en su octava y novena conferencia, las dos últimas, el foco se puso sobre el Hospital de Santa María Magdalena, con dos precisas y magníficas conferencias de María Dolores Durán Díaz, con ‘Villalán y su repercusión social. El Hospital Real de Santa María Magdalena’, y Alfredo Garrido Ferrer, con ‘El regalo de Villalán: Hospital de Santa María Magdalena’. Dos miradas complementarias para una construcción que Villalán mandó construir “interesadamente fuera de la Almedina, extramuros, y cerca de la Catedral y a costa de su propio dinero”, comenzando las obras en 1547 y finalizándose sólo nueve años después, en 1556. Curiosamente, Villalán falleció dos días antes de su inauguración.
La historia del Hospital Sª Mª Magdalena
María Dolores Durán detalló cómo para su construcción se necesitaron casi dos millones de maravedíes, y su primera edificación contaría con tres naves de dos plantas y un patio central, a modo de claustro, abierto hacia el sur y que después de cerraría en la primera de sus ampliaciones en el siglo XVIII. La historiadora del arte Durán realizó un completo recorrido por la historia del edificio a lo largo de sus cerca de cinco siglos de vida: “En el siglo XVII el obispo coadjutor Fray Antonio de Viedma y Chávez decidió habilitar provisionalmente el hospital como su residencia y el edificio cayó en abandono hasta la llegada del obispo Rodrigo de Mandía y Parga (1663-1673), que mejora el reparto de ingresos y funda la casa de los niños expósitos”, aunque con la epidemia de la peste no fue hasta finales de siglo cuando se reactiva su actividad con el nombramiento de un nuevo mayordomo.
Con la promulgación de una orden real que hace que el hospital pase de depender exclusivamente del Obispado a una Junta de Caridad compuesta por Obispado, Gobierno y Ayuntamiento en 1775, tres años después se reinaugura con reforma de Manuel Machuca, que hace reformas estructurales como cerrar el patio o se readapta la fachada con aire neoclásico, además de cambiarse el escudo de Villalán de la entrada por el Escudo Real.
El siglo XIX llevará consigo el cambio de propiedad a Diputación Provincial, se funda la Hermandad de la Caridad y se añaden edificaciones aledañas. En la década de los años 80 del pasado siglo se marca el máximo de actividad sanitaria, con una plantilla de 200 trabajadores y con 50.000 personas tratadas en sus servicios. Será el hospital de referencia en la provincia hasta las sucesivas creaciones de la Bola Azul, Torrecárdenas y el de Poniente de El Ejido.
El ”regalo” de Villalán a la “nueva” ciudad.
“El obispo de Villalán fue un adelantado a su tiempo porque confió en un joven como Juan de Orea para implantar el estilo renacentista en la fachada norte de la Catedral, para lo que primero lo testó con la torre de la Iglesia de Santiago y la escalera del Hospital de Santa María Magdalena”, apuntó en el arranque de su conferencia Alfredo Garrido. “La gran influencia de Juan de Orea fue su suegro y también maestro Pedro Machuca, para el que trabajaba en la construcción del Palacio de Carlos V en la Alhambra”, detalló.
Es más, Garrido estableció símiles comparativos entre la fachada de la Catedral y el Palacio de Carlos V, desde la presencia del rectángulo áureo, al escudo imperial, las figuras aladas o dos enormes granadas recostadas. “El gran regalo de Villalán fue precisamente ese, el cambio de estilo y de paradigma, que Orea realiza en Almería. En aquellos años en toda España, por ejemplo, solo había tres edificios con columnas pareadas de manera simultánea, el Palacio de Carlos V, en la Universidad de Alcalá y la Catedral de Almería”.
Sobre el hospital, explicó que “Villalán sufragó el 80% de las obras. Fue otro regalo a la ciudad”. Garrido hizo un repaso de las actuaciones de rehabilitación hasta lograr como resultado lo que hoy es el Museo del Realismo Contemporáneo. Explicó cómo “el piso situado en la tercera planta, aunque era estéticamente dudoso, ayudó a que se conservara y se salvara el artesonado mudéjar, que es el más largo de los realizados para uso civil, con 37 metros y medio”. También se hizo referencia a la escalera de Juan de Orea, destruida en la guerra civil, a la semidestruida cornisa con mascarones que ha tenido que reconstruirse, la desigualdad de vanos entre ventanas y puertas y otros aspectos que son productos de un edificio que durante cinco siglos tuvo que hacer sucesivas reformas para adaptarse a sus funciones.
En definitiva, un repaso completo a otra construcción más que resultó fundamental en los tiempos de la Almería de Villalán, que legó a la ciudad un patrimonio de incalculable valor.