Teatro Cervantes, cien años de amor
Desde mi ventana / 38 – Amigos de la Alcazaba
“Teatro Cervantes, cien años de amor”
Curro Verdegay, Gerente de Kuver Producciones y Teatro Cervantes de Almería
Lo sé, lo sabes, lo sabemos. Lo nuestro fue mucho más que amor a primera vista. Recuerdo que te veía todos los días por la calle, tú no sabías nada de mí, pero yo siempre me quedaba mirándote. Desde el primer instante supe que eras diferente al resto, tenías un encanto especial, eras pura magia. No sabía cómo ni cuándo llegar a ti, lo que sabía era que me moría por conocerte. A veces, cuando no estábamos cerca, te intuía, imaginaba cómo serías y cuántas historias tendrías que contarme. No te lo vas a creer, pero… te sentía tan inalcanzable… Pensaba que lo nuestro era imposible, pero tenía que intentarlo…
Jamás olvidaré nuestra primera cita. Era un día nublado, la calle estaba desierta y hacía viento y frío. El invierno había llegado a Almería. No quería que mi anhelo quedase en un amor platónico, así que me armé de valor y tembloroso toqué tu puerta. Pasaron unos segundos que se me hicieron eternos, hasta que se entreabrió una puerta oxidada y apareció un hombre con quien procuré no cruzar la mirada, y casi balbuceando le conté mi propósito a aquel extraño “guardián”. Le pedí por favor que me dejase conocerte, y sin demasiado entusiasmo accedió a dejarme pasar por aquella puerta que temí que no se abriera nunca para mi, aunque mi mayor temor era que no fueras lo que yo esperaba.
Me recibiste casi a oscuras, con un profundo silencio, un silencio que me sobrecogía y a la vez me parecía seductor. Nunca podré explicar lo que sentí, pero me sacudió un escalofrío. Conforme avanzábamos junto a aquellos muros, mis labios dibujaban una sonrisa cada vez más atrevida. Cada paso que daba, mis neuronas orquestaban una sinfonía de ideas.
Eras increíble, mucho mejor de lo que nunca hubiese imaginado. No pude contener la emoción y sin pensarlo dije en voz alta: “¡Este lugar es asombroso!”. Entonces el “guardián” me miró casi de soslayo, no dijo nada y continuó caminando. Llegamos a la última planta, al ‘gallinero’. “Ahí ya subes tú, yo te espero aquí”, dijo con desgana. Y entonces ocurrió: el tiempo se detuvo y me vi viajando al pasado como un pájaro con alma de artista. Imaginé aquel lugar lleno de gente, aplaudiendo, cada uno con su vida e historia, con sus sueños. Salí de allí y fui a contárselo a mi mejor amigo, quien, junto a otros tarados del corazón, se sumaron a la causa y me animaron a pelear por mi amor. Y así fue como me enamoré del Teatro Cervantes, como comenzamos nuestra historia y le pusimos teatro a la vida.
Han pasado cinco años desde entonces y cuántas alegrías has dado a los almerienses, ofreciéndoles más espectáculos que nunca en tu vida, reanimando el centro de la ciudad y volviendo a ser ese icono querido de la vida cultural de Almería.
Pero el maldito coronavirus ha truncado vidas y sueños, y tú, como todo el mundo, vives confinado. Tus puertas han vuelto a cerrarse, tu escenario está a oscuras y hay un silencio triste y sobrecogedor. Ya no hay risas, ni lágrimas, ni gritos de alegría, ni canciones que corear, ni esos aplausos de agradecimiento que tanto amas. Ya no hay nadie que te acompañe, nadie, salvo yo que vago por tus pasillos como vaga Conchita Robles y otros fantasmas de tu leyenda.
Pero vamos a poner toda la ilusión y a trabajar más que nunca para que luzcas con tus mejores galas, viejo y querido Teatro Cervantes, en la celebración de tus primeros 100 años. En tu honor, y también en honor de aquellos primeros amantes tuyos, aquellos locos maravillosos que en 1862 decidieron que había que construir un teatro que reuniera “el buen gusto” que Almería necesita. Cuatro años después pusieron tu primera piedra, aunque hubo que esperar más de medio siglo para que se abrieran tus puertas y cautivaras a los almerienses con tu belleza. Aquellos antepasados nuestros nos inspiran y nos dan fuerzas. Vamos a hacer de 2021 el año del Teatro Cervantes. ¡Arriba el telón!