EL MAUSOLEO DEL ESCÁNDALO
Las últimas noticias aparecidas sobre el patrimonio monumental de la provincia nos sitúan, como de costumbre, en un curso que se prevé apasionante en su desgracia. Desmedida acumulación de desatinos, desprecios, incompetencias y abusos por parte de la administración autonómica en pleno siglo XXI. Empezamos con la iglesia olulense de Ventura Rodríguez, joya anticipatoria del neoclásico español; la plataforma ciudadana que la defiende ha tenido que presentar denuncia ante el defensor del pueblo español como último recurso, previo al paso definitivo o judicial. Ante la incomprensible testarudez de los técnicos de la Consejería, que niegan la categoría de BIC aduciendo sandeces por argumentos, el mundo académico español, incluida la de San Fernando de Madrid, la UNESCO y otras instituciones de prestigio nacional e internacional, están pidiendo la declaración de BIC para el maltrecho y ninguneado templo. El ridículo que la Junta está haciendo no puede ser mayor. Pero la cosa es más grave; todavía existen en la provincia más obras del insigne arquitecto sin ningún tipo de protección, ni siquiera la genérica, situación verdaderamente singular dentro del territorio nacional.
Lo de Abla es de juzgado de guardia; un mausoleo romano del siglo II literalmente destruido por una restauración bochornosa en la que se han gastado 328.000 euros. El edificio no tiene más de cinco o seis metros cuadrados útiles en planta; una sola habitación rematada con bóveda de arista, la más antigua de nuestra provincia. El primitivo mortero exterior – opus caementicium – que permitió al profesor Antonio Gil la exacta datación del inmueble, ha sido destruido y sustituido por un monocapa actual, simulando un infantil despiece de cantería al modo cutre y burgués de los chalecitos que se construyen ahora los nuevos ricos. En el arranque exterior de los arcos de la bóveda se han colocado unas gargolitas-canalón como banderillas que le dan un aspecto deplorable.
Pero no sufran porque se anuncia una nueva restauración. Se entona un timidísimo mea culpa que no busca responsables – faltaría más – y encargan ¡al mismo equipo de antes, facultativos y empresa destructora! el nuevo proyecto. Ahora son 405.000 euros. En total, si no sube la cosa, se gastarán desde que empezó el proceso de destrucción unos ciento veinte millones de los de antes. Sin miserias y con pólvora del rey; a mano armada, que se dice. Con el presupuesto en billetes morados, bien apilados, se puede hacer una nueva fábrica de cerramiento. Pero hay más; la ruina del cortijo del Fraile, del castillo de los Alumbres o del palacio del marqués de Almanzora, la paupérrima situación de los museos locales…Seguiremos.
Andrés García Ibáñez
Pintor y Director del Museo Casa Ibáñez de
Olula del Río