«MONUMENTOS Y DISPARATES: CONVENTUALIDAD ALMERIENSE», por Antonio Gil Albarracín
«Medio milenio de presencia concepcionista en Almería ha recordado a muchos la existencia de un patrimonio conventual de valor excepcional en aquellos casos en que ha logrado salvarse de una historia complicada que, a menudo, ha liquidado los edificios en los que se alojó.
Están documentados una veintena de proyectos de fundaciones conventuales mendicantes en Almería, aunque solo llegarían a prosperar quince fundaciones establecidas en Almería, Albox, Cuevas del Almanzora, Huécija, Laujar de Andarax, Vélez Blanco, Vélez Rubio y Vera, impulsadas por franciscanos, los mayoritarios, dominicos, trinitarios, agustinos, mínimos y hospitalarios de San Antón. Otros intentos de fundación en Berja, Dalías, Gérgal, Huércal-Overa, Serón o Tabernas no llegaron a superar la etapa de proyecto o su fundación fue efímera.
De las instalaciones con que contaron estas comunidades se conservan los dos conventos femeninos de Almería, aunque el de la Encarnación o de las Claras fue destruido durante la Guerra Civil y su claustro renacentista, el de la casa de los Briceño, expoliado en la posguerra, antes de la reconstrucción de sus instalaciones. El de las concepcionistas restaurado recientemente, tras medio milenio de historia, es la joya máxima del patrimonio conventual almeriense.
Nada queda del convento de la Santísima Trinidad, los restos de cuya iglesia fueron demolidos en las postrimerías del siglo XX. La iglesia del de Santo Domingo ha perdurado como santuario de la Virgen del Mar y el convento inmediato fue destinado tras la desamortización decimonónica a centro educativo, situación en la que ha perdurado. Desaparecido el convento de San Francisco, se conserva su iglesia, renovada por el arquitecto Juan Antonio Munar a finales del siglo XVIII, a la que se trasladó durante el siglo XIX la parroquia de San Pedro.
Del convento de Vera y su desgraciada restauración hemos hablado en otra ocasión. Más fortuna ha tenido Cuevas del Almanzora donde se han salvado su convento franciscano, que cumple funciones culturales, y el conjunto de San Antón, con funciones asistenciales.
En los Vélez se conserva el conjunto de San Luis de Vélez Blanco, cuyo convento ha sido recientemente restaurado, aunque aún estamos a la espera de la de su iglesia. En Vélez Rubio también se conserva el convento franciscano cuya iglesia si ha sido restaurada y el construido para clarisas, que no llegó a albergar comunidad hasta que a mediados del siglo XX pasó a propiedad de Instituto Catequista Beata Dolores Sopeña, cuya fundadora nació en el mismo. También en el marquesado de los Vélez, nada queda del hospicio ni del beaterio de Albox.
En Huécija, perdido el convento agustino, se conserva su iglesia barroca, restaurada tras muchos años de abandono, mientras un cartel firmado por Costa de Almería, emblema del Patronato Provincial de Turismo de la Diputación Provincial, ha desinformado durante décadas con la siguiente muestra de imperdonable ignorancia: “Convento de Los Agustinos (Árabe)”.
El convento de San Pascual Bailón de Laujar de Andarax, de finales del siglo XVII, es la única fundación que prosperó en Almería de los franciscanos descalzos; el edificio conventual barroco y su decoración de grisallas ha perdurado hasta finales del siglo XX, en que el Ayuntamiento de Laujar llegó a adquirir una parte del mismo y promovió una Escuela Taller que puso en marcha un descabellado proyecto de restauración que, en realidad, provocó su ruina prácticamente irreversible; asimismo el abandono sufrido por la iglesia provoco el derrumbe de su cúpula y bóvedas. Me entrevisté con la alcaldesa de Laujar intentando sin éxito interesarla por frenar la ruina. Puse el tema en conocimiento de un parlamentario andaluz que, a pesar de su aparente interés, no prestó atención alguna para evitar el desastre que ha ocurrido. En fin, la combinación de dejadez, desprecio por el patrimonio e ignorancia de su valor, entre otros motivos, convirtieron en irreversible lo que una actuación acertada y a tiempo podría haber evitado.
La evolución del resto del patrimonio religioso presenta particularidades de las que trataremos en otra ocasión».