La pintura que no nos deja ver el lienzo.
Hay ocasiones en que estamos tan abstraídos en mirar los detalles de las cosas que acabamos por ignorar el conjunto. O lo que es lo mismo, no sabemos distinguir lo importante de lo irrelevante.
Lamentable estado en que se encuentran las murallas de la Alcazaba
Recientemente, hemos recibido con agrado la noticia de que la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, a través de su Delegación Territorial en Almería, ha secundado la petición que le formulamos desde Amigos de la Alcazaba en una entrevista personal con el delegado territorial, don Alfredo Valdivia, y ha remitido un escrito a la Fiscalía para que se investiguen los actos vandálicos, en forma de pintadas, que se ocasionaron sobre las torres defensivas del barrio de La Chanca, por si fuese constitutivo de delito de acuerdo con la ley de Patrimonio Histórico de Andalucía.
Queremos recordar que previamente nuestra Asociación ya había denunciado públicamente el atentado contra nuestro patrimonio perpetrado con pinturas en la muralla de San Cristóbal, las torres de La Chanca, el baluarte de Saliente de la Alcazaba y los accesos al Conjunto Monumental. También advertíamos de la indolencia de los responsables de la Junta al no denunciar los hechos como recomienda la Fiscalía General del Estado y la Fiscalía Superior de Andalucía, en contraposición con las declaraciones de la directora de la Alcazaba, doña Mª Luisa García Ortega, que calificaba estos actos, a un medio de comunicación, de “chiquilladas” que no merecían ser denunciados.
Torreones de La Chanca
Hoy, hemos subido al cerro de San Cristóbal. Iniciamos el recorrido intentando esquivar la suciedad y los deshechos que nos acompañan durante todo el camino. A lo lejos, una pintura se funde en uno de los lienzos de la muralla. Tal como nos aproximamos, la observamos con el detenimiento y atención, y también el asombro, que merece la pintura de la escuela gótica flamenca. Como si de una gran obra de arte se tratara, contemplamos la composición, la perspectiva, el color… De pronto, la pintura queda relegada a un segundo plano cuando nuestros ojos se desperezan y empiezan a recorrer el resultado de los violentos brochazos del tiempo y el abandono: unas heridas profundas que nos alarman y nos hacen fijar la atención en el lienzo de la muralla. Una muralla cargada de historia y de historias que se desmorona irremisiblemente.
Pero si la pintura no nos dejaba ver el lienzo, nuestra indignación también nos impedía ver la gran paradoja que encierra la muralla: que estemos pidiendo responsabilidades a quienes maltratan con pintura nuestros monumentos, pero no lo hagamos con aquellos a quienes tenemos encomendada la responsabilidad de cuidarlos y preservarlos para las generaciones futuras, y en su inmensa desidia e incompetencia los tienen postergados en el olvido.
Amigos de la Alcazaba